El acuerdo celebrado entre el gobierno nacional y la empresa Arcos Dorados – McDonald’s Argentina, y anunciado  en el marco del lanzamiento del programa “Primer Empleo”,  que contempla la creación de 5.000 puestos de trabajo para jóvenes de entre 18 y 23 años radicados en el país, nos invita a pronunciarnos y proponer algunas pistas de análisis. Lo hacemos desde las preocupaciones y acumulaciones que como equipo de investigacion venimos produciendo.

En contraposición a la orientación que tuvieron las políticas nacionales en los últimos años, el  acuerdo recientemente firmado y anunciado  beneficia sin dudas, a las empresas y/o empleadores (ya sea del sector público o privados), promoviendo la “mano de obra barata”. Amén de que dicho acuerdo no atiende a las necesidades y obstáculos que tienen los y las jóvenes en relación al empleo y sí profundiza uno de los principales problemas con los que se enfrentan en el mercado laboral, la precarización. Una vuelta al enfoque neoliberal de la flexibilización laboral, que en nuestro país tuvo su momento de mayor esplendor en los ’90, dejando como saldo a la década siguiente el índice más alto de desocupación que hubiéramos conocido.
Una primera consideración del programa es el supuesto de pensar que hoy, la problemática central de los/as jóvenes es el acceso al primer empleo; sin embargo  la precariedad en las condiciones del empleo es la principal dificultad que afecta a la población en general y a los/as jóvenes en particular: la sub-ocupación, las malas condiciones, la informalidad de las contrataciones, los horarios rotativos, el  no apoyo a la terminalidad educativa, los malos sueldos, las experiencias cortas producto de los contratos de prueba en cadena como mecanismos de no establecer relación laboral, los malos tratos y el acoso, entre otros, son aspectos sobre los que este acuerdo no interviene y de hecho agudiza. También vale señalar que este tipo de iniciativas habilita el reemplazo de trabajadores entrenados y en tipos de contratación de permanencia, por nuevos empleados “más baratos”, agravando la situación de despidos y desempleos que se inició con  la llegada de Macri a la presidencia.
La  investigación realizada en el marco de la implementación del programa “Jóvenes con más y mejor Trabajo” (El Programa Jóvenes con más y Mejor trabajo: Los y las jóvenes, sus representaciones y valoraciones en torno al trabajo y la participación en el programa) arroja que de la totalidad de jóvenes entrevistados (435), el 71% expresa haber tenido experiencias laborales y el 29% no; en este último puede haber un importante porcentaje de trabajo invisibilizado, no reconocido por los/as propios jóvenes como trabajo, tales  como el trabajo doméstico o el trabajo en el marco de emprendimientos familiares o barriales, lo que nos propone pensar si el problema de los/as jóvenes está en el acceso al primer empleo o más bien debemos interrogarnos sobre ¿qué trabajo estamos ofreciendo a los/as jóvenes? Y ¿en qué condiciones?

Las políticas de empleo se caracterizan por pretender/proponerse incidir en los desequilibrios del mercado de trabajo. En ese sentido pueden distinguirse políticas activas y pasivas. Las primeras se piensan como estrategias con proyección a mediano y largo plazo, que intentan incidir en los problemas estructurales del mercado de trabajo, interviniendo en la oferta en tanto se adapte a la demanda. Por su parte, las pasivas son cortoplacistas y se centran en problemas coyunturales del mercado de trabajo (Neffa y Brown, 2011a). Para el caso argentino, los años 90 estuvieron atravesados por la lógica de políticas pasivas,  muchos programas que responden intereses sectoriales, aisladas y fragmentadas, pero de igual características respecto de su objetivo y forma de implementación, y con presupuesto moderado. Desde el 2003, se observa una ponderación de políticas activas en combinación con políticas pasivas, con procesos de concentración y articulación de políticas, con mayor institucionalización de las mismas, cristalizando propuestas que se proponen intervenir sobre la heterogeneidad de los/as trabajadores (Brown:2012). En ese marco, el acuerdo celebrado  entre el gobierno de Mauricio Macri y Mac Donalds retoma la lógica de los años 90, en el intento parcializado de dar respuestas a través de subsidio a empresas que no lo necesitan y engrosan sus ganacias exponencialmente, en lugar apoyar a PyMEs locales, garantizar los derechos de los y las trabajadores/as y favorecer la integración de jóvenes al trabajo digno.
Las políticas públicas de juventud deberían articular –equilibradamente- iniciativas programáticas relacionadas con el mejoramiento de las condiciones de vida de los y las jóvenes, conjuntamente con otras, centradas en el fomento de la participación activa y protagónica en todas las esferas de la sociedad.

Equipo de Investigación sobre Juventudes – Facultad de Ciencias Sociales de la UNC 
Mgter Patricia Acevedo
Lic. Susana Andrada
Lic. Eliana López
Lic. Paola Machinandiarena
Lic. Luis Arévalo
Lic. Ivana Santiano
Lic. Fernanda Retamar
Lic. Nicolás Giménez
Lic. Consuelo González
Lic. Valentina Tomasini
Lic. Eugenia Rotondi
Lic. Dolores Pedraza

Bibliografia:
Informes de investigación 2016 “Jóvenes con más y mejor trabajo: las representaciones sobre el trabajo y valoraciones sobre el programa de jóvenes”. Equipo de investigación Escuela de Trabajo Social. Faculta de Ciencias Sociales. UNC
Tesis de grado: “El mito de los cara lisa” (2016). Autores: Giménez, Gonzales, Piscitello.
Neffa, J. y Brown, B. (2011a). Políticas públicas de empleo I (1989-1999). CEIL – PIETTE (CONICET), Empleo, desempleo y políticas de empleo 5, Buenos Aires.
Brown, Brenda. Las políticas públicas de empleo: de los „90 a la postconvertibilidad. VII Jornadas de Sociología de la Universidad Nacional de La Plata “Argentina en el escenario latinoamericano actual: debates desde las ciencias sociales”. La Plata. 2012.

Fuentes:
http://www.trabajo.gob.ar/descargar.asp?id_nvd=5091&id_lang=1
http://www.telam.com.ar/notas/201605/147190-mcdonalds-plan-primer-empleo.html